jueves, 7 de agosto de 2008
“Chico Malo, Chico Malo”
- Esta bien, me bajo, pero dígame que delito cometí.
- Usted tranquilo, es una revisión de rutina.
Descendió de su auto, no había cometido delito alguno, estaba por partir de regreso a su casa después de haber tomado un café con sus amigos. No estaba asustado, desorientado era como se veía, no encontraba motivo alguno para esa “revisión de rutina”, pero para acelerar el trámite opto por descender del auto.
Si jefe dígame. Tranquilo chamaco, tú no estas para darnos ordenes, aquí nosotros nos encargamos de eso, ¿eda pareja?. En efecto comandante. Esta bien, discúlpeme y de verdad me urge irme, ¿podríamos agilizar las cosas? Aquí las cosas se hacen cuando nosotros queremos, así que bájele de yemas mi cabrón. Ya escuchaste, bájale de yemas. Esta bien, puedo saber al menos ¿qué hice?. Pues resulta que se nos informo que te estabas riendo, y como ya has de saber las risas y todo ese tipo de expresiones de alegría están prohibidas desde hace dos años aquí en el país de no pasa nada. Claro que lo se, y por lo mismo desde hace dos años evito desde sonrisas hasta carcajadas prolongadas, la última que di si mal no recuerdo fue por allá de septiembre del 2008, y eso fue cuando aún no estaban prohibidas. Yo no se, a mi me reportaron y yo vengo a cumplir con mi labor, crees tu que con el narcotráfico de narices rojas en su mero apogeo a mi me gusta perder el tiempo con gente como tu, pues no, vengo porque la gente te reporto y el bienestar de la gente es primero en el país de no pasa nada, ¿o no pareja?. En efecto mi comandante. ¿Esta seguro de que soy yo?. Uy ahora dudas de nuestra capacidad. No, solo pregunto. Preguntón y risueño, mira nada más, resultaste toda una fichita, con lo que nos gusta la gente como tu, pareja póngalo contra la patrulla Al momento mi comandante.
Rápidamente con la delicadeza y educación que caracteriza a los agentes policíacos, lo sujetó fuertemente del brazo izquierdo, lo empujó sobre la patrulla, le propinó un rodillazo a la altura del cóccix, colocó sus manos sobre la lámina y una cuantas patadita en cada píe bastaron para abrirle el compás. Prosiguió una exploración por todo su cuerpo en busca de algo que pudiera incriminarlo. La gente observaba atenta desde su casa, temían., pero sabían que la ley estaba ahí para protegerlos de los malditos risueños. De pronto el comandante se acercó al oído del joven, que con la mano del agente sobre su cuello se encontraba inmovilizado.
Así que te gusta preguntar muchachito, ¿lo haces muy seguido?. No señor, es solo que yo no hice nada y esto me parece injusto. Mira risueñito, injusto es para esta gente que un pendejo como tu venga y se les ría como si nada, ponte a pensar, aquí hay niños, imagínate donde esos niños te vean reír, ¿sabes lo que pasaría?, pues que se comenzarían a imitarte, ya ves como son los chamacos, quieren hacer todo lo que hacen los mayores, ponte a pensar, tanto que batallamos para capturar a los mendigos payasos aferrados que con todos sus colores, sus globos y sus comedia siguen queriendo hacer reír al ciudadano común, y vienes tu como si nada a reírte sin motivo alguno, pa´ mi que eres payaso, ¿eda?. No jefe como cree, yo estudio y pertenezco a una asociación juvenil que se llama “juventud sin risas”, por eso le digo que se confundió, si quiere le enseño mi gafete de la asociación.
Mira nada más que sencillo, crees que por un papelito con tu foto y tu nombre te voy a dejar ir, esas cosas se falsifican fácilmente, no son de fiar. Bueno, entonces deje le llamo al presidente de “juventud sin risas”, para que él le diga. Párale ahí, párale ahí, ahora resulta que eres un influyente, a mi no me asustan tus contactos, yo aquí soy la ley, nos vamos con el juez y va a ser mi palabra contra la tuya, la llevas de perder chavo. Pero si me lleva ¿de que me va a acusar?, ni testigos va atener de mi supuesta risa. Ya estuvo, bájale o te trepo de una vez, a mi no me levantas la voz, y si quiero en este momento consigo veinte testigos y te refundo ¿como ves?, cualquiera de estos vecinos estaría dispuesto a acusarte en el ministerio público. Bueno que no entiende que yo no hice nada, a ver ¿quién le dijo?. No tengo porque darte esa información, de seguro quieres saber para decirle a tus compinches que vengan y le hagan reír a toda su familia, ¿verdad?. Y dele, cuales compinches, como le hago para que entienda que ni soy payaso ni me he reído desde hace años. Pues a mi no me tienes que convencer, el juez es el que decide y si te cree pues allá él, a mi no me engañas. Es increíble, en vez de rastrear, perseguir y capturar a todos esos payasos que andan sueltos o a los traficantes de narices rojas, vienen en contra de un joven estudiante cumplido y muy serio, por eso estamos como estamos, así nunca se van a erradicar las risas por completo. Ya estuvo mi cabrón, a mi no me vas a decir que debo hacer, o le bajas de yemas o en este momento te clavo unas cuantas narices rojas y con eso tienes para estar refundido al menos diez años., ¿cómo ves?, pareja, pásate unas narices, están debajo del asiento. Al momento comandante. No esperen, discúlpenme, me exalte, yo se que es su trabajo y me da gusto que estén alerta, pero les aseguro que yo no fui el que se río, se lo juro. No pareces mala persona chavo, pero entiéndenos, la gente ya no confía en nadie, apenas se descuidan tantito y llega un loco a reírse fuera de su casa. Yo entiendo todo, y créame, hace años que no sonrío. Te creo, pero a la gente no puedo convencerla de que no eras tú, todos te acusaron. Déjeme ir, ayúdeme. A ver pues ¿cómo quieres que te ayude?. Pues dejándome ir, le prometo que no les vuelvo a ocasionar molestias. Pues por mi te dejaba ir, pero lo importante es que la gente vea que estamos haciendo nuestro trabajo, que vean que atendemos sus llamados y que se sientan más seguros, además la vuelta que dimos, el tiempo que perdimos, para irnos sin nada, imposible mi chavo a ver ¿qué ofreces por tu libertad?. Pero es que vengo de tomarme un café con unos amigos, me quede sin dinero. No hace falta, checa, te vamos a subir a la patrulla, mi pareja se va a llevar tu carro, aquí a dos cuadras hay un callejón oscuro, nos metemos, nos cuentas dos buenos chistes y asunto arreglado. ¡¿Chistes?!. Cállate, no grites, no estas viendo a toda esta gente. Pero ¿cómo que chistes?. Si, chistes, de esos cuentitos cómicos que antes de la ley anti-risas eran muy populares. Si se que son, pero están prohibidos, además que tal si se ríen. Pues de eso se trata joven, de que nos hagas reír un poco, tanta amargura y seriedad cansa, pero pobre de ti si vas a levantar una queja, te acusamos de comedia extrema y entonces si, encerrado de por vida, entonces que ¿aceptas?. Pues ya que. Pareja, llévate su carro, nos vemos ahí en el callejón de siempre. Al momento comandante.
El oficial se dirigió a los vecinos del lugar:
Tranquilos señores, vamos a llevar a este risueño a la delegación y tengan por seguro que estará guardado por mucho tiempo y no los volverá a molestar. La ley esta para protegerlos y no olviden denunciar a todo aquel que este riendo o muestre tendencia a la alegría.
Porque en el país de no pasa nada, su bienestar es primero.
Acto seguido los aplausos se fundieron con el ruido de los motores. Los carros arrancaron y se perdieron unas cuadras delante. Aproximadamente diez minutos después vecinos del lugar reportaron haber escuchado a dos sujetos reír a carcajadas. Los oficiales que recién se habían marchado regresaron con la enmienda de aprehender a un par de inocentes o bien, conseguir un par de buenos chistes para reírse a carcajadas.
Pontxo Ozomatli
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3 comentarios:
algo bizarra, pero muy buena la idea, seguro asi seria en méxico si eso pasara.
no mames que basca que nos quedaria ya si no podemos reir... chale.
jajajajaajja te la rifaste viejo que buena metafora jajajaj pinche yeyo te dio inspiracion jajaja
muy buena carnal
chingon,sublime como siempre!!!
Buenisimo!! que buena parodia! interezante redacción, buenisimo! a mi no se me hubiera ocurrido! esta genial! sigue asi de creativo!
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