lunes, 29 de diciembre de 2008

Quisiera...

Quisiera ya no escribirte poesías,
que no resbalaras en mi mente con tanta puerilidad,
no imaginarte idiotamente…

En un rincón sutilmente iluminado,
veo el cielo nublado de frío,
afuera nieva una tibia melancolía.

Eres un tipo de aborrecimiento extraño,
A ningún amor fulgido aborrecí tanto,
A ningún hombre así de aborrecido,
he pensado tanto.

La vida se mueve espesamente ligera,
tú la sigues agradable gas amarillo,
yo se… odias el amarillo.

Sigues ahí, parado como muerto,
otra vez anémico, no le agradas a mi vista,
¿qué te amarra a mi alma?

Sola, velando tu paso va,
la muerte de un idilio velando va.

Quisiera ya no esperarte,
como a un Dios omnipresente;
vulgar blasfemia he dicho lo sé.

Mucho me gustará
que esta poesía no allá de agradar,
ni eso te mereces…

6-nov-08

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