viernes, 14 de agosto de 2009

Hoy no llovió. Se deshilacharon los vestidos negros del closet, la polilla es incesante a veces, pero nada que nos importe demasiado, como ven, los no problemas son comunes aquí, los fregaderos rotos y la escases de luz no son cosas que nos eviten seguir la vida común, las carcachas podridas de la cochera no impiden que guardemos mas cacharros, podría jurar que esa cochera es un agujero negro, sin batallar de acomodos, las cosas se echan así no mas, como cuando alguien no ocupa su corazón y se lo hecha a los perros. Si y todo por que hoy no llovió.

Pensar que esos vestidos eran de mi abuela y se curaban en larvas desde hace añales, pero yo no controlo el clima aparte ni me quedaban, lo mas que puedo hacer es barrer los hilachos y tejerle algo lindo a la abuela y a ver si los quiere por que son de esas que las cosas no las quiere si no son a la antigua, no me pondré agujas en los dedos para tejerle unos trapos, ni que no doliera, por eso ha de ser que tiene los dedos tan chuecos y flacos, como chupados por una sanguijuela.

Se han caído las alcaparras de la mesa, saltaron como desesperadas, es que a nadie nos gustan en la casa, las trajo la tía Esther, pero ya ven, las muy condenadas no supieron aceptar que algunas se comen y otras se pudren, al fin y al cabo ni saben de la que se salvaron.

Se agacharon por la tarde las ardillas, el primo José Abundio vino a crear de esas maquinas raras que disque cortan los vidrios de pasto, pero nunca a conseguido mas que pulir hasta que destellen los rayos del sol tan fuertes, que la navidad ni parece invierno y los veranos de plano ni los pasamos en casa, por que se nos aguada la madera y es difícil inflarla, y nos da miedo que en la noche nos asfixie el techo. Por eso cuando el primo viene las ardillas se agachan por que odian sus reflejos de peludas dientonas. El vecino cuida esos días la casa, ay le pedimos que le eche un ventilador, por que luego al llegar ni se puede entrar, solo si se quiere bañar uno en sudor, y tomar saunas en vez de baños. Yo quisiera decirle al primo que ya no viera con sus aparatos, pero me da pena, por que es sordo, de esos que no saben que lo son.

Debo irme a tejer estas cosas, esos hilachos para la abuela, se le caerá la cara, si de tristeza, pero luego de la levantara, eso es lo que le encanta últimamente, pegarse las caras, como si la pintura le quitara las penas.

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