domingo, 31 de mayo de 2009

A la casa que canta...

Este poema yo lo escribí y tiene tres dedicatorias:

1.- Al surrealismo mismo de Xilitla, San Luis Potosí
2.- A Edward James y su casa que tienes alas
3.- Al fotógrafo Tapatío José Martínes Verea, conocido por sus amigos como Pepe.


De tu bagaje gutural estoy descendiendo
en pequeñas sinfonías,
como luces intermitentes
enganchadas a tu platino salival

Ahí encuéntrame,
en el cementoso bambú de tus entrañas,
entre las desmedidas ramas
de tu sabia paládica.

En el escudriñable escalereo
de tus ojos,
secando una lagrima muerta.

El ala ascendente de la sala común
lleva al aroma etéreo
de las tierras coloreadas de azul.

Me voy de la columna roja, otra vez
las escaleras sin detinos.
Los pájaros conversan en su casa,
en la palides de la estancia o
en el colorido ojo de la entrada.


Los venados sin miedo
en los cornécicos jardines,
los de las plantas de botella,
de vidrio verde es el pasto.

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