lunes, 27 de abril de 2009

Remembranzas de vida

¿Ser o no ser?, como si esto me lo hubiera cuestionado hace diez años. Es cierto, la verdad que aunque suene popularmente a una frase chistosa, nunca fui una niña normal, amaba los insectos, y las cosas que se arrastraban en la tierra, jugaba con las cochinillas y hacia caminos de irrigación con mis propias manos para los arboles de mi patio trasero, mi infancia se resume a mis arboles de limón, aguacate, guayaba y granada (en los que podía pasarme la tarde entera, ya fuera tratando de cortar algún limón para el agua o la comida, así como los aguacates; para ver la lluvia derrochándose entre las hojas, observar como caían los frutos de a montón, el cimbrar de los ventanales de mi casa con los truenos, destapar la coladera de hojas en las tormentas, tardes frías y cálidas cobijaron mi infancia) y en mi naturaleza feminista neutral, siempre queriendo hacer lo que los hombres, pues nada me impide hacer lo mismo que ellos, y desde pequeña se los demostré a los niños de mi primaria poniéndomeles al tú por tú y una vez partiendo una boca, que solo me costo un rato mas de soledad en la primaria, quedándome afuera de otro salón sin atreverme a pedir permiso para entrar pues “me habían corrido de mi clase normal ese día”, (que valiente me deje ver en ese momento…) fue tan adorable para mi ver a ese niño tirado en el suelo dominado por los impulsos energéticos de mis patadas, hoy quisiera a veces no haberlo hecho y quitarme ese impulso ridículo de superioridad, pero solo a veces, sigo creyéndolo una anécdota divertida de mi infancia, aunque ahora detesto la violencia.

La pubertad solo fue un destello de mi naturaleza animal, los arboles se fueron, o mas bien nos fuimos de ellos y yo era como un animalito chiquito y herido, no recuerdo muy bien por que, pero recuerdo que dolía demasiado; con las garras al aire, lista para atacar al siguiente que quisiera acercarse, era solo una creatura demasiado asustada por la capa oscura de la soledad, rodeada de la ignorancia sobre lo que era un buen amigo, me vi en la necesidad de prueba y error, ¡ah como se sufre!, pero las amistades que al final te quieren con tus defectos y saben tus virtudes mejor que tú, son las que mas perduran.

La soledad destapo algo, que de la preparatoria en adelante…

Sobreviviendo a la secundaria por excelencia solo para “señoritas” encontré un mundo de hombres a mí alrededor, y tenía que aprender a vivir con ellos… y de ahí al resto de mi vida, pero también conocí ahí al amor de mi vida, elegante, seductora, viva en lo que yo no era viva… mi amada poesía, cierto que desde en la secundaria escribía una especie de diario, ahí ahogaba mis penas, menuda costumbre que hasta la fecha no termina, pero mis adentros a la poesía fueron en la preparatoria, fueron la libertad, y esa ya no tan vacua existencia mía, ya había por quien vivir, ya había un motivo insignificante por el cual valía la pena cada sufrir… (Si sufrir es sentir, entonces la poesía no puede morir) Todo hasta la fecha es mi fuente de inspiración, el dolor más profundo, la alegría mas sublime, la noche, los árboles, mi cumpleaños, los coros, los amigos, los no amigos, los labios, los amores platónicos, los Beni, los Roberto, las ensenadas, los Oswaldo.
Tú y yo tenemos larga vida, te estudio, me enseñas; mi carrera, es lo mas preciado de mi vida en muchas maneras, aunque admito que la dejaría por un sueño llamado Nicolas, pero eso es el amor también, renuncia, pasión, dolor, excitación, mézclalo todo y obtendrás amor. Las amo letras.

Terminaré como termino cada día de mi diario.

Amo la vida, amo las letras, amo escribir.

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