Te estudié, me di mi tiempo y he de decir que te entendí
Me adentre a tus profundidades y pude ver tu corazón,
Te toqué y te sentí, mis dedos se volvieron en ti, solo por ti
Mi cuerpo se quiso solo por ti.
Te estudié mejor que nada y a nadie,
Me encargué de que nada te faltara,
Mi tiempo tenía tu nombre, tu aroma y tu esencia,
Mis manos dibujaban tu figura con el vaivén de tu cadera.
Mis mandatos fueron directos y al corazón,
Creí en mi salvación por ti y en tu razón,
Nada ni nadie se interpuso,
Y por eso me sujete a tu rebozo.
Te viví más que alguna otra experiencia,
Te aprendí tus valores,
Rectifiqué mis defectos,
Me quede con tus besos.
No perdí el tiempo,
Yo me perdí en tu tiempo,
Y la música sonaba a tu ritmo,
Y se acomodaba al compas de nuestros corazones (que fueron uno solo).
Tus manos se volvieron las amarras de mi salvación,
Tu cuerpo el lienzo que inspiró mi trabajo,
Todos mis besos llegaron y recorrieron tu medula,
¿o existe alguna duda?
El poder que me conferiste de recorrer todo tu cuerpo con solo una caricia,
Tu aroma fue el arma más potente,
Aplaudo nuestra forma tan inconsciente de amar,
Y hago reverencia a tu forma de hacerme sentir.
Te estudie, te aprendí, te entendí, te leí, te sentí,
Eres y fuiste la mejor escuela de la vida y del amor,
Aprendí a no querer graduarme, pero a aceptar la derrota de la soledad.
Y entendí que la vida a tu lado es el mejor regalo que pude aprovechar.